jueves, 15 de noviembre de 2012

Las tardes de Julia.

Las tardes de Julia. Lirn. 2012.

Las tardes de Julia es mi primer cortometraje documental profesional, el cual trata sobre Juia Klug, activista abusada por un Padre cuando era niña, y que se manifiesta en contra de la institución de la Iglesia y de las figuras eclesiásticas que cometen y permiten el abuso sexual infantil.

Esta pieza audiovisual se hizo como parte del Reto Docs Df, una competencia en donde se tiene que realizar un documental en menos de 100 horas. Las tardes de Julia compite con otros cuatro cortometrajes: El gran chatarral, Centro, La aguilita en la raDiocs y La tierra del baile. 

Agradezco a David Ruelas y a Lyz Reséndiz, con quienes enfrenté la odisea que significó la realización de este proyecto, estrenado el 14 de noviembre.

Existe la intención de contar la historia de Julia Klug en un largometraje, si así sucede, por este medio lo estaré informando.

martes, 31 de julio de 2012

Ficción tres: La inevitable necesidad de lo absurdo.

René Magritte, Les Amants I, 1928.


La inevitable necesidad de lo absurdo.

 Con incredulidad y desprecio, ella miró la carta que Armando Pola escribió para jamás ser leída:

Han pasado siete meses y te vuelvo a encontrar. Pensé que sería diferente. He crecido. He madurado. He aprendido. Lo cierto es que nunca dejé de pensarte. Con el tiempo, la mezcla de dolor, desconsuelo, desilusión y felicidad disminuyó, pero nunca desapareció el absurdo sentimiento, ansioso por crecer nuevamente. Lucho contra él, aunque de antemano se anuncia mi derrota. Ya fui vencido. Sé bien cómo es estar a su merced, por eso me rehúso a caer.

Siempre encontré ridícula la forma en que las parejas se demostraban su cariño. La energía desperdiciada por las personas en sus relaciones me parecía una pérdida innecesaria de vida, una distracción de los asuntos importantes de la sociedad.  Veía el “mal de amores” como un mal de idiotas. Pensaba, no, aún lo pienso, que no vale la pena sufrir por alguien más. Uno nace solo en este mundo, y solo se debe aprender a lidiar en él.  Es un sinsentido esperar a quien nos complete, uno ya está completo.

De poco me sirvió mi filosofía cuando te encontré. No sentí gusto por ti de inmediato. Sólo eras una chica más de la clase. No estoy seguro de cuándo dejamos de ser compañeros para ser amigos, pero recuerdo cómo pasamos a ser mejores amigos. Ahí perecí. De pláticas cibernéticas inofensivas pasamos a llamadas de video, iniciadas en el crepúsculo, concluidas en el alba. Muchas veces quedé cautivado por tu sueño, del cual yo era el guardián. Los encuentros fortuitos en la Universidad dejaron de ser obra de la coincidencia, para convertirse en citas que se diluían rápidamente al paso de las horas. Podía pasar todo el día a tu lado. <Un día que duraba un instante>.

Me convencí mil veces de que nada se estaba gestando, que sólo éramos dos amigos más, en una relación insignificante. <Yo, insignificante de ti; tú, de mí>. ¿Cómo alguien puede llegar a ser indispensable para vivir? Yo, que podía alejarme de mis amigos, de mis familiares, sin adolecer consecuencias de ataduras emocionales. Yo, un hombre lógico, analítico, era martirizado por tu pensamiento. Negaba la realidad. Precisaba huir. Alejarme. Escapar antes de la venida de lo irremediable. Cada momento me lo repetía: podía prescindir de ti. De mí se apoderó un sentimiento: la irracional necesidad de querer estar sin ti.

Llegó la fatídica fecha. Era el último día de otoño. Fue una mañana helada, una tarde fría y una noche tibia. Para ese entonces ya me había sincerado conmigo. Muy a mi pesar, había conciliado mis sentimientos con la razón.  Como cada año, asistí a aquella tradicional fiesta de la temporada, pero ahora con el conocimiento de que estarías en ella. Tú fuiste con los tuyos, yo, con los míos. Después de varias copas nos encontramos.

Nos vimos. Te abrace. Nos abrazamos. No recuerdo las palabras que nos dijimos a los oídos; seguramente intranscendentes. Algo pasa con los primeros besos, uno no recuerda cómo empiezan exactamente, hay un lapso perdido entre el acercamiento de las bocas y el contacto de los labios. Nos besamos. Nos volvimos a acercar a los oídos. Se suspiró algún “te quiero          ”.  Continuamos el juego de lenguas. Prosiguieron los susurros. “                     esto está mal”. <La advertencia ignorada de alguna conciencia>.

No sé cuánto tiempo estuvimos así, en tal acto labial.  Cuando  desviamos nuestra atención a los asuntos correspondientes al tiempo-espacio, advertimos que la oscuridad había llegado. Nada es eterno. Un momento, que probablemente duró horas, me pareció fugaz. Tan mágico y tan malévolo. Tan acertado y tan erróneo. Tan perfecto y tan doloroso. Cada quien regresó a su camino. Yo di por terminada nuestra historia.

Continuaría el festejo de esa noche perenne, me dirigía a otro punto de la fastuosa ciudad. Mi teléfono vibró.
 “Te quiero,                                ven por mí,                                          te espero”.
Llamaste más de una vez. Habías sufrido los estragos del alcohol. Sin dubitaciones, regresé al sitio en donde nos dejamos de mirar. Corriste. Me abrazaste. Me besaste. Te propuse ir a mí original destino, y nos encaminamos hacia él. El recorrido estuvo plagado de besos, caricias y de las palabras que dotaban de puro masoquismo al escenario: “Te quiero. Esto está mal. Somos amigos. Prométeme que él no se enterará”.

Quedamos varados en la calle al término de la juerga. La coincidencia fue mi aliada; las circunstancias nos llevaron a mi morada. Te lancé hacia mi cama. Comenzamos el jugueteo. Te quité una prenda, luego otra. Lentamente sentimos el roce de nuestra piel desnuda. Disfruté de tu olor, de tu cuerpo, de tu ser. Hicimos el amor hasta el amanecer. “Te enamoraste de mí”, afirmaste mientras abrazados yacíamos entre las sábanas. No contesté, no tenía palabras, solamente te besé y me abrigué con tu piel. Todo perece. Te acompañé a tu casa, ahí dejé el último sello de mis labios en los tuyos.

Irrisorios días comenzaron. Necesitaba ser a tu lado. < ¿Por qué?> Me lo pregunté en diversas ocasiones. Me hice creer que tus cualidades te volvían perfecta para mí, que no encontraría a alguien como tú. Era la justificación para mi estado. Lo cierto es que no comprendía por qué razón mi ser exigía estar contigo. No tenía sentido, no era lógico. Era, por mucho, algo absurdo, no podía tolerar la idea de no comprender el porqué. < ¿Por qué tú?>  

Perdí. Navidad se acercaba. Por incomprensible capricho decidí comprar un regalo para ti. <Un obsequio jamás entregado>. No te había visto desde aquella noche, y era probable el no verte más. Intenté encontrarte en diversas ocasiones, la presencia de tu prometido fue el pretexto para rechazarme. Me rendí. Me tocó perder.

Entré en la etapa más oscura de mi vida. Me lancé  a los excesos. Parrandas,  alcohol, mujeres en encuentros fortuitamente efímeros, acedia, a veces podía comer continuamente las 24 horas, en otras no probaba bocado alguno en días. Nadie puede depender tanto de una persona, nadie debería ser afectado por ella de tal manera, de tal magnitud, es algo completamente estúpido. Remisamente volví a ser yo, a convencerme de mis creencias. Uno no necesita de alguien más. De nuevo, las demostraciones de amor de mi contexto me parecieron pecantes de sosedad.

La vida es injusta y cruel porque la naturaleza no entiende el concepto de justicia, ni de crueldad, hecho por el humano. La casualidad te trajo a mí. Nos juntó después de siete meses. Me prometí no volver a desmoronarme. No volver a enamorarme, pero auguro que romperé mi juramento. Te pienso de nuevo, ahora en la víspera de tu boda.

Dicen que una historia de amor sin tragedia no es digna de contar, yo digo que el hombre tiende patológicamente hacia el melodrama. Un amor fallido es glorificado, el dolor es enaltecido, la desilusión bendecida. Los amores vertiginosos, efímeros, pasionales, son más apreciados, en nuestra sociedad, por su estructura dramática, que aquellos estables, cotidianos, “felices”, “sin chiste”.

Es inevitable creer en quimeras, desear imposibles, cavilar en dioses, fes, sueños
            y esto           La única salida es dejar de verte, esperar a que el tiempo lentamente mate un absurdo, despreciable, insensato e incoherente sentimiento:
    la irracional necesidad
         de querer contigo estar.

Dobló con fastidio ese trozo de papel arrugado y pensó en Armando Pola por última vez. Tiró la carta a la tierra, donde permaneció eternamente. El aire comprendió que Armando Pola y la mujer jamás volverían a estar en el mismo espacio, ni en el mismo ahora. 

                                                                                                                              Lirn              

jueves, 26 de julio de 2012

Deserter

Deserter, Lirn, agosto 2012.
Imagen creada en Adobe Illustrator. "Desierto" en inglés se escribe "Desert", "Desertor" es "Deserter". Algún desertor en algún desierto de algún mundo. 

miércoles, 4 de julio de 2012

La tuna roja

La tuna roja, Lirn, 2012. 
La tuna roja, imagen de resistencia creada para iTunas, que dejaron del lado el luto, y se llenaron de subversión.

http://elblogdelatuna.blogspot.mx/2012/07/resistencia.html

martes, 3 de julio de 2012

La tuna negra

La tuna negra, Lirn, 2012.
La tuna negra es una imagen creada para el colectivo de jóvenes creadores audiovisuales y artísticos, iTunas, con el fin de ser utilizada en momentos de dolor, de luto, de catástrofe. Surgió tras un día negro, ocurrido en México el día 1° de julio, causante de sufrimiento y pena para el pueblo.

Aquí la primera aparición de La tuna negra: http://elblogdelatuna.blogspot.mx/2012/07/comunicado-de-itunas-al-pueblo-de.html

sábado, 23 de junio de 2012

Improvisación tres: Oro electro.



Tele (prensa de caricatura). Lirn. Mayo de 2012
                                                                
Oro electro,
electromagnético.
Oro puro
para el estatus quo.
Visiones que ciegan. 
Palabras que ahuecan.

De los opios el peor.
De los sabios adormecidos.
De los sueños enajenados.
De las historias sin contenido.

Quien controla el aire controla la sala.
Tu opinión vale lo que vale nada.
¿Ellos tienen el control?
Los medios para anestesiar el dolor.

Causan la pena,
causan la ira y los llantos.
La tragedia y la indignación.
Inmoralidad en lo moral.
Lo moral en lo banal.

Crean santos.
Matan héroes.
Castran mentes.

¿Poder absoluto?
Obran sobre la multitud.
Ellos tienen al aire.
El control lo tienes tú.  

jueves, 14 de junio de 2012

La melancolía de los pingüinos.

La melancolía de los pingüinos. Lirn, 2012. 
Trabajo exprés hecho en AI. Si Melancolía, La máquina del tiempo y La  marcha de los pingüinos se fusionaran en una sola película, el afiche sería mucho mejor que esta ilustración. 

jueves, 31 de mayo de 2012

Auguri

Auguri, Lirn, Mayo 2012. 
Les comparto una imagen que hice en un curso de Adobe Illustrator. De las que he hecho ha sido la que más me ha gustado. ¿Por qué una ballena? No sé. Empecé haciendo trazos que tomaron esa forma, tal vez inconscientemente fui inspirado por la película reseñada en la entrada anterior. Auguri en italiano significa: felicidades, pero también es una manera de desear suerte, como lo son las frases: In boca al lupo (en la boca del lobo) y In culo alla balena (en el culo de la ballena).

miércoles, 30 de mayo de 2012

Un mundo secreto en escala de grises.


Fotograma tomado de Un mundo secreto, de Gabriel Mariño, 2012.
Dentro del 32 Foro Internacional de la Cineteca se presentó Un mundo secreto, película que tuve la oportunidad de ver en el Centro Cultural Universitario de la UNAM. Una semana después acudí a ver Melancholia de Lars Von Trier. Ahí coincidí con un amigo, Praxedis Razo, cinéfilo de hueso colorado y colaborador en F.I.L.M.E Magazine. Me contó que la revista pretendía reseñar todas las películas del foro asignándoles un color. Cómo nadie había visto la película de Gabriel Mariño, Praxedis me invitó a hablar de ella en una reseña que se ajustara a la dinámica. Ahora presento el original de ese escrito. Aquí dejo el link para el sitio web de F.I.L.M.E:  http://www.filmemagazine.mx/ 

Un mundo secreto en escala de grises.

“Ma_ry yo sólo que_ría des_cir_te una cos_sita, que eres in_cre_íble”. María (Lucía Uribe) pronuncia tales palabras al ritmo monosilábico en que las escribe. Se dirige a la María de antaño, a su yo de la infancia, a la niña que considera fantástica y ahora se encuentra perdida en el torbellino de la juventud. La María de hoy se detesta, carece de respeto para sí. Es una mujer en crisis y confundida, pero con un objetivo muy claro: ver a las ballenas grises en Baja California. Gabriel Mariño nos relata el recorrido introspectivo de la joven en Un mundo secreto.

El guion es aparentemente sencillo. Una dieciochoñera incomprendida, incluso por ella misma, escapa de su irrelevante vida en una gris Ciudad de México. Emprende un viaje hacia el norte del país. En el camino conoce personas, comprende más de sí, el fin de su depresión se consuma cuando conoce a los cetáceos, en otras palabras, evoluciona como personaje en su éxodo; toda una road movie. La complejidad de la película radica en la forma de retratar la psique de la protagonista.

La joven es callada, retraída, inexpresiva. No tiene amigos, aunque suele tener relaciones sexuales con personajes intranscendentes, pero no parece disfrutarlo. Durante el coito destila frialdad. Se considera una puta y se recrimina este comportamiento. Su refugio es una libreta. Ahí  le escribe a la niña que alguna vez fue. Plasma sus anhelos, sus miedos, sus planes, sus defectos. Esas hojas de papel constituyen su mundo secreto.

 Su conducta obedece a un trauma causado por su madre. Ésta no aparece ni cinco minutos en pantalla, pero con eso basta para comprender el peso específico que tiene en la vida de María. Continuamente presiona a su hija. Fue ella  quien disparó el deseo por conocer a las ballenas. En un sueño, la muchacha se escondía de su progenitora en la boca de una ballena.

           La cinta se puede dividir en dos partes. En la primera, María deja la ciudad en vísperas de su graduación sin avisarle a nadie. Después mentirá. Avisará a su madre que está en un viaje por el fin de sus estudios, pero no sabe cuándo terminará. Persiste con su confundida manera de ser. Se abstrae del mundo y mantienen encuentros sexuales con desconocidos. La María cerrada.

 En la segunda conoce a un joven igual a ella, inclusive más retraído. Entablan amistad. Se cuentan sus secretos, sus pesares y dolores. Eventualmente copulan, pero hasta que existe confianza. María comparte, no sólo con el joven, sino con el público del filme, una parte de su ser. La María abierta. La mañana luego de intimar, la adolescente abandona el cuarto de hotel como le es costumbre, pero ya hay algo diferente… Está lista para ir con sus anhelados animales.

En una secuencia muy hermosa visualmente, la protagonista toma una lancha y se adentra al mar. Los ballenatos acuden a ella cuando los llama, cual cachorros corren con su dueño. María se ve feliz. La figura de la ballena deja de ser un peligro para el hombre, como lo fue para Jonás, para Pinocho, para Ismael. Ahora es un símbolo de refugio, de anhelo, de regocijo. María cambia, algo se aclaró en la escala de grises de su vida y vislumbra ilusión.

Mariño describe el espacio geográfico con tomas cerradas y poca profundidad de campo. No hay planos generales. Su intención es clara: atrapar y confundir al público con sus pequeños encuadres, para acompañar a María en su sentir. La cámara fija ayuda a que suceda la introspección. Los planos largos contribuyen a que los silencios hablen. Los personajes y el espectador tienen tiempo de reflexionar.

La escala de grises no sólo está en las ballenas grises. El gris es el DF. Ciudad pavimentada, ajetreada, donde la gente se pierde en lo cotidiano. En la que el individuo es gris; insignificante. Sus problemas lo atan a la mediocridad. La excelente actuación de Lucía Uribe devela la existencia gris de los jóvenes y su futuro que pinta gris. Gris es la confusión de esa juventud; la incertidumbre. Pero el gris también existe en tonos menos oscuros. En Un mundo secreto, cuando el gris se aclara permite entrever la esperanza. 

jueves, 26 de abril de 2012

El blog de la tuna.

iTunas logo 2.0. Lirn, 2012
Como algunos de ustedes saben, estoy en un proyecto llamado iTunas, un espacio de creación audiovisual. Los integrantes de este proyecto hemos creado un blog colectivo titulado "El blog de la tuna". Allí podrán leer diversos contenidos de diferentes blogs y material e información exclusiva de iTunas. Si desean conocer más acerca del proyecto e, incluso, unirse a él, contáctenme a mí o los autores de "El blog de la tuna".

He aquí la liga a esta maravillosa explosión de ideas:

http://elblogdelatuna.blogspot.mx/

Improvisación dos: Te quiero, te odio, te amo.

El demagogo. José Clemente Orozco.

El trabajo siguiente es producto de la improvisación frente a una hoja de Word. Repito lo dicho en la publicación anterior: no es escritura automática, no es automatismo y, naturalmente, no es surrealismo. Es un escrito espontáneo, hecho en menos de tres minutos. Pero no por ello deja de tener significado. 

     Notarán que el título que le otorgo a esta publicación es "Improvisación dos". Preguntarán "¿Cuál fue la improvisación uno?". En la entrada "Ficción uno: Inspiración", publicada el 19 de marzo de 2012 dentro de este blog, acompañé el relato con una imagen. Se trata de un Photoshop (utilicé ese programa para crearlo) al más puro estilo suprematista. Abrí un nuevo proyecto y jugué con las herramientas del software. Nombré al resultado como "Improvisación uno", no porque fuera la primera improvisación que hacía, sino porque fue la primera en aparecer en "El ciego de tres ojos". 

       Sin más preámbulos, aquí está "Improvisación dos" o "Te quiero, te odio, te amo":   

Te quiero. Te odio. Te amo.
El pueblo es mi mandato.
Muy caro. Vulgar.
Te odio más. 

¿Hermano?
Te amo.
Luz en el altar.

Desprecio. Rencor. Muerte.
Metal que llueve.
Mi cabeza en su lugar.
Muy vulgar.
Mi tierra es cólera.

¿Hermano?
Te quiero.
Luz apóstrofe.  
Tu cabeza en mi lugar.

Obsesión. Angustia. Desdén.
No me importas.
Hazle como puedas.
No tengo hermanos. No tengo fe.

Hermano.
Te odio.
El poder al poder.
Espírito rojo. Muere de una vez.
Bastante vulgar.
Cuestión de interés.

miércoles, 25 de abril de 2012

Lo espontáneo y lo improviso

Meditación sobre una hoja de roble. André Masson, 1942.
André Breton, en el Manifiesto Surrealista,  define al movimiento como "automatismo psíquico puro", es decir, una manera en que el pensamiento se despoja del control ejercido por la razón para expresar el pensar puro; el inconsciente. El automatismo se convirtió en en uno de los métodos surrealistas, en el cual se abandona el control consciente para exponer lo que habita en lo profundo del psique. Se manifiesta aquello que generalmente se reprime. En sus obras había significado, pero no intención. 

     Lo improviso se manifiesta en el automatismo. Nada se prevé. Se da rienda a lo espontáneo. De esta forma, el mundo de los sueños, a veces rezagado por las normas morales, se presenta fresca y vertiginosamente. Pero ¿hasta qué punto se puede ser espontáneo e improviso? El artista debe decir cuándo realizar su obra, contemplar los materiales que usará, y afinar otro tipo de detalles. Por ejemplo, en la escritura automática el artista debe hacerse con una pedazo de papel y un lápiz, así como entrar en un estado mental apropiado, antes de escribir. Se hace una preparación consciente para crear algo inconsciente. 

     Existe un momento en el que todo arte es espontáneo e improviso: en su concepción. Toda idea se genera espontáneamente en la mente del artista, los elementos de su entorno pueden estimularlo en un instante, de improviso. La planeación se da después, cuando se dispone a desarrollar la obra (excepto en expresiones tales como el action painting, el automatismo del surrealismo y en otras modas artísticas más recientes como el happening , en éstas lo improviso surge en el momento del desarrollo del objeto artístico.). 

     Improvisaciones será una nuevo espacio en este blog en el que presentaré trabajos al más puro estilo del automatismo, es decir, improvisos en el momento de su desarrollo. No pretendo revelar mi inconsciente, ni mucho menos alcanzar los estándares surrealistas. Disfruto de abrir plataformas de software (procesadores de texto, editores de imágenes, video y audio, etc.) e improvisar. Sorprende el trabajo hecho con espontaneidad, en ocasiones se logra un aspecto más orgánico, e incluso superior, a la obra prevista con antelación. Pero mi objetivo no es demostrar la premisa anterior. El improvisar de esta manera resulta un divertimento muy agradable para mí; una eficaz forma de eliminar el estrés causado por la cotidianidad. 

     Como dije antes, lo improvisto y lo espontáneo se dan en toda expresión artística. Llega en forma de golpe, de arrebato. En la concepción es la luz que en un segundo ha iluminado el panorama. En el desarrollo es la exteriorización de las concepciones ocultas, inconscientes o propias del ser. 

viernes, 30 de marzo de 2012

Ficción dos: De la lucha al ring


La arena. Lirn. 2011. 

Eddie Eynar, un profesor de guión que habla con un muy marcado acento argentino porque estuvo seis meses allá, nos mandó a las luchas. El ejercicio debía inspirarnos un relato. La siguiente historia es el resultado de dicha inspiración. 


                                                    De la lucha al ring

De nuevo he sido suspendido por pelear en la escuela. Los bravucones de siempre escondieron los balones para que nadie pudiera jugar. Fui a su escondite e hice gala de los movimientos aprendidos el domingo en el Canal 9.  Cada vez los perfecciono más; hice sangrar de la nariz a dos de ellos y a otro casi lo descalabro.

           El Director llamó a mi madre. Ella detuvo los mandados matutinos para correr a la escuela. Llegó con seis bolsas llenas de verduras, frutas, carne y todo lo que la quincena puede pagar para alimentar a una familia de cinco. Me ha regañado. Ya me he acostumbrado a sus gritos, mejor dicho, me acostumbré a ignorarlos. Aprendí a alojar mi mente en el cuadrilátero. Mis pensamientos ven cómo  Dragón rojo le retuerce el pescuezo a Atlantis, mientras ella mueve sus labios enérgicamente.

            Hemos llegado a la casa. Agarro mis luchadores y me pongo a jugar con ellos en el cuarto de mi abuelo, quien tiene en toda la pared afiches de los guerreros de su época. Él fue luchador; o al menos eso dice. Apenas empezaba. Tenía grandes cualidades, muchos creían que llegaría lejos. Un día, cuando saludaba al  público de la primera fila, se le aventaron de la tercera cuerda. Volteó a tiempo para recibir a su enemigo, pero el impactó dirigió su cuello hacia una butaca vacía. Ahora, lucha para no caerse de su silla de ruedas cuando se queda dormido.

            Mi papá ha llegado con mi hermana. Tiene noticias para mi madre. Mi hermana está a punto de reprobar matemáticas, lo único que la puede salvar es obtener un diez en el examen final. Los días y las noches siguientes serán de pelea entre ella y los libros. Mi madre también le tiene nuevas. Si vuelvo a ser suspendido este año, seré expulsado definitivamente de la escuela.

             Ha comenzado la batalla de mi papá. Posee dos boletos para la función de lucha libre de esta noche, uno para él y otro para mí. Mi madre se rehúsa a darme permiso para ir. Piensa que ya estoy bastante afectado por ver personas en el ring. Mi papá insiste, en vano. Ha perdido la discusión.

            Mi padre me ha traído a las luchas. Mientras mi madre veía la telenovela de las ocho, él, a escondidas, me sacó de la casa y me trajo aquí. Llegamos justo a la última pelea. Dragón Rojo contra Atlantis. Ambos entran con gran espectacularidad al ring; los destellos de las cámaras los iluminan, los coreos del público alimentan su ego y la voz del presentador los alienta a pelear.

            Al pisar la arena, el tiempo se detiene por tres caídas. El sonido alrededor se ensordece, todos desaparecen excepto el enemigo. Desde pequeño me lo he preguntado, y creo que por fin tengo una respuesta. Piensan en lo mismo que mi madre, mi abuelo, mi hermana, mi papá y yo. Buscan ganar sus pequeñas batallas para seguir peleando. Para continuar viviendo.  Ellos  hacen la lucha diaria más vistosa, le ponen complejos movimientos e imposibles acrobacias. Son los encargados de llevar la lucha de cada uno de nosotros al ring.             

La incomprensible realidad del gusto y su esclavitud


Oskar Kokoschka, Autorretrato con muñeca, 1922. 

En la historia de la humanidad, la lucha por la libertad ha sido una constante. El hombre tiende a sentir aversión en contra de las fuerzas opresoras. Existe la necesidad  de sentirse libre. El hombre de sociedad está atado a mermadores, o si se prefiere, reguladores de su libertad. Su autonomía depende de otros factores superiores a él. A pesar de ello, piensa que es libre de tomar sus propias decisiones.

            El libre albedrío es un sosiego ante tantas ataduras. Elegir nuestras acciones indica independencia, demuestra que somos dueños de nuestra vida. Así, dentro de la mente existe un espacio en donde se hace nuestra voluntad, pero incluso ahí, la libertad es limitada. 

           ¿Por qué nos agrada un sabor más qué otro? ¿Por qué preferimos unos ritmos y a otros los aborrecemos? ¿Por qué no tenemos injerencia alguna en las cuestiones anteriores? El gusto se construye, se podría decir en un sentido artístico, pero esto sólo aplica cuando hay instrucción sobre las cualidades de un cuadro, de una pieza musical, los valores estéticos o valoraciones entre el bien y el mal. Cuando se habla de gustos no intelectuales, la compresión de su sentido no tiene cabida.

             Se podría decir que alguien es libre cuando hace lo que le gusta. Sin embargo, los gustos dependen de factores biológicos, así como sociales. No son cuestión de libre albedrio, no se puede regir sobre ellos. En otras palabras, nadie puede decidir si le gusta algo o alguien.

          Si pudiéramos elegir lo que nos agrada, las cosas serían más sencillas. Comeríamos y beberíamos de todo, no existirían los gustos culposos, no habría heridos del corazón. Las relaciones amorosas serían más simples. Si le gustamos a alguien, podríamos elegir gustarle también. Si nos gusta alguien que no queremos, elegiríamos no sentir atracción. En cambio, hay ocasiones en las que no entendemos por qué nos gusta una persona, sólo sentimos la incomprensible necesidad de estar con ella. Por más que estemos al tanto de sus defectos, de su inconveniencia, poco podemos hacer para desencantarnos. Estamos atrapados. No somos libres.     

sábado, 24 de marzo de 2012

El hijo de la Tuna

El hijo de la Tuna. Lirn, 2012. 

JL Camargo y yo tenemos un proyecto llamado iTunas, un espacio de producción audiovisual para jóvenes creadores. Él, al igual que yo, tiene cierta afinidad con las pinturas surrealistas, y esto lo pretendía reflejar en la imagen de iTunas. Por eso me encargó modificar El hijo del hombre de Magritte (1964). Quería que el hombre de la pintura fuera cubierto por una tuna en lugar de una manzana. Con mis limitadas habilidades en photoshop, éste fue el resultado de esa tarea. El espinoso fruto está hecho con El castillo de los Pirineos, también de Magritte (1959). 


Si desean conocer más acerca de JL Camargo, aquí está su blog: http://elblogdebriendarella.blogspot.mx/ 





miércoles, 21 de marzo de 2012

Ciudad chilanga 1: Niño en Monumento a la Revolución































 Niño en Monumento a la Revolución, Lirn, 23 de noviembre de 2011. 


Ciudad chilanga

Bandera en Zócalo, Lirn, 2011. 

Ciudad de México, urbe llena de contrastes. De una cuadra a otra se pasa del dolor social a la bonanza económica. Su grandeza integra y desintegra a los habitantes que la cimientan. Su arquitectura denota tanto la grandeza de su historia como sus pretensiones vanguardistas.  Aquí viven los olvidados, los invisibles, los inconformes y los poderosos. Pero también existe magia en sus calles. Los artistas ambulantes, los comerciantes informales, los contracultureros dejan escapar  un sentir revolucionaro, tal vez el mismo que llevó a Bretón a expresar que México es "el país surrealista por naturaleza".  

     Ciudad chilanga será una sección en este blog que presentará fotografías tomadas en mis roles por la ciudad. Será un intento por capturar lo mágico en lo cotidiano. Lo sublime en lo caótico. Seguramente muchas imágenes se quedarán en el mero registro, pero habrá algunas que logren mostrar lo onírico en lo real. 

lunes, 19 de marzo de 2012

Ficción uno: Inspiración


Improvisación 1. Lirn, 2012

Asistía a una clase en la FCPyS llamada Sociología y Cine. El profesor llegaba directamente a escribir en el pizarrón la información de su cátedra. Por ello, la clase empezaba unos veinte minutos tarde, en lo que los alumnos "copiábamos" lo escrito. Karen, una querida amiga, era compañera en ese curso. Cada jueves le dejaban la tarea de hacer un relato para una clase que tomaba en la tarde. A veces llegaba con poca inspiración y pedía por mi ayuda. Con mucho gusto imaginaba historias posibles para su asignación, cuando a ella le agradaba una, la escribía y se ponía a trabajar en la narración. 

      Sus tareas siempre tenían lineamientos específicos. Un día, éstos eran: "La historia debe incluir un pedazo de pan, una navaja y una cobija roja". En lo que comenzaba nuestra clase, agarré un pedazo de papel y me puse a escribir. Como resultado nació el boceto del relato que leerán a continuación. 


Inspiración

La tarea consta de realizar un cuento donde incluyan los siguientes elementos: Un pedazo de pan, una navaja y una cobija roja.

El celular vibró sobre el pequeño buró. La oscilación le arrojó a la alfombra, donde continuó vibrando hasta que le levanté. En la pantalla se leía el mensaje de texto enviado por mi compañera de clase. Tenía poco tiempo (y aún menos inspiración)  para realizar aquel relato.
           
            Llevaba más de una hora sentada frente a la pantalla en blanco de mi computadora. Únicamente había escrito mi nombre y la fecha de ese día. Jugueteaba con el puntero. Recorría minuciosamente cada zona  de la hoja digital; primero despacio, después aceleré progresivamente hasta ver cien flechas revoloteando por toda la pantalla. Mi éxtasis murió cuando el ratón salió disparado contra la pared.  De las cien flechas sólo quedó una.

 Ninguna musa se acercaba.
           
Decidí salir de mi cuarto en busca  de estímulos para mi mente. Recorrería la casa completamente, algo debía haber que despertará mi imaginación. Entré a la cocina; nada inusual, la misma parafernalia cotidiana: cuchillos, cucharas, platos, vasos… En la mesa resaltaban dos copas, una vacía, otra a medio llenar, junto a una botella de vino tinto. Permanecieron intactas por cinco días, desde la última cena que tuve con mi novio. No así, la hogaza de pan que horneé para él, ahora mohosa, dura, rancia.  

Ni una idea se iluminó.

Bebí un vaso con agua, después otro, luego otro… Bebí compulsivamente seis vasos de agua. Para cuando terminé el último, la madrugada ya se había apoderado de la noche.  Me trasladé a la sala, le di vueltas unas tres veces y cuando me aburrí, me senté en el sillón. Nada en la casa me motivaba. No dormiría esa noche, estaba consciente de ello, en unas horas partiría hacia la Facultad.

            La infructuosa búsqueda me llevó de vuelta a mi habitación. Apenas me senté en el discreto escritorio de olmo, tuve que levantarme para ir al baño. Entré. Dejé correr el agua del lavabo, siempre he encontrado una sensación tranquilizadora en el sonido producido por el vital líquido al chochar contra la porcelana. Me ensimismé gracias a la melodiosa paz causada por la pequeña cascada. Incluso olvidé la fastidiosa tarea.

Cuando cerré la llave, la realidad me golpeó con tal fuerza que me hizo dirigir la mirada a la navaja puesta encima del lavadero. Estaba reluciente, aunque ya tenía ahí cinco días, casi seis. Podía ver mi reflejo distorsionado en su hoja cóncava, misma que limpié ardua e intensamente. Las cicatrices en mis dedos son prueba de ello. Pensé en quitarla, esconderla, pero que se exhiba así, sin ninguna precaución, demuestra que no tengo nada que temer, además, siempre existe algo de excitación en presentar tan orgullosamente la herramienta usada para realizar una hazaña.

La inspiración aún no llegaba.

            Estaba a punto de amanecer. Si escribir un cuento en una hora era difícil, sería imposible hacerlo sin una idea. Nada. Mi mente estaba totalmente en blanco.  Sentí frío, el fresco propio de las mañanas otoñales. Decidí ir por una cobija. Me cubriría hasta el momento de alistarme para la cotidianeidad. Abrí el ropero. Quité algunas gabardinas, suéteres y otras ropas. Atrás de ellas se encontraba mi cobija, oculta a pesar de su color llamativo. Envolvía aquél bulto inerte. Tomé ese cobertor amarillo teñido de rojo y dormí unos minutos.

La inspiración jamás llegó.
           


Lirn. 

domingo, 18 de marzo de 2012

Ficciones

Dinamismo de un perro con correa, Giacomo Balla, 1912.

Ficciones* será un espacio dentro de este blog donde presentaré historias escritas por mí. Como su nombre lo indica, serán relatos imaginarios, aunque inevitablemente tendrán algo que ver con lo real, con la sociedad en que son creados. Sueños, ilusiones, jaladas e invenciones podrán encontrarse en esta sección. Póngase cómodo, lea y disfrute. (Satisfacción no garantizada).

*De ninguna manera es un plagio al título de la colección de cuentos del Maestro Borges. Jamás intentaría compararme con él, pues si lo hiciese los resultados indicarían que soy un lerdo iletrado. Sería como comparar Drácula de Bram Stoker con cualquier historia de la saga de Crepúsculo. Elegí este nombre porque mi limitada creatividad no dio para más. 

viernes, 16 de marzo de 2012

Detrás de "Te mataré"

                                                         Lirn. Te mataré, 2012.


Hace unas semanas, mi profesora de Taller de Dirección Cinematográfica, Patricia Luke, encargó al grupo una tarea: grabar un video sobre una historia simple. La finalidad de este ejercicio era demostrar que habíamos aprendido los encuadres y movimientos de cámara propios del lenguaje cinematográfico. También teníamos que mostrar nuestras habilidades en el uso de la claqueta, al registrar su aparición ante la lente en una especie de making of. La tarea me emocionó. Ya hacía tiempo que no producía un audiovisual. De inmediato, comencé a idear posibles historias para la grabación. 

     El proyecto no era individual. La profesora hizo equipos de tres personas. El criterio de elección usado fue la proximidad de los asientos de los estudiantes. Al no conocer a nadie en la clase (supongo que mis compañeros se encontraban en la misma situación) me pareció buena idea. Así, mi equipo se conformó por Esteban, sentado adelante de mí, y Lalo, sentado detrás. Acordamos pensar en historias y mandarlas por correo el fin de semana para elegir la mejor. De esta manera, pretendíamos grabar el miércoles. Llegó el domingo. Nadie había mandado nada. Acuñé mi propuesta y la mandé en la noche. Dos días después recibí respuesta. Quedamos en grabar la tarde del día elegido anteriormente. 

     Como no había más ideas, alisté todo para trabajar con la mía. En el camino hacia la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS), donde grabaríamos, recibí un mensaje de Lalo. Explicó que no podría ir, ya que su trabajo no se lo permitiría. Me comuniqué con Esteban para avisarle sobre la situación. También por SMS, avisó que no llegaría. Como ya estaba en camino hacia la UNAM, decidí no desaprovechar el día y me fui para la zona cultural, donde se llevaba a cabo el Festival Internacional del Cine de la UNAM (FICUNAM).

     El viernes, día de la clase, se unió un nuevo integrante al equipo: Jorge. Él, Lalo y yo decidimos grabar el lunes. El fin de semana serviría nuevamente para enviar más propuestas. Esteban faltó el viernes, pero por correo nos avisó que el lunes no podría asistir, así que se ofreció para la edición. Afiné mi idea. Envié mi propuesta mejorada a mis compañeros, quienes le dieron "luz verde". El lunes llegamos solamente Jorge y Yo. Intentamos comunicarnos en vano con Lalo. Necesitábamos, de menos, una persona más que nos ayudará. Por suerte, mi amigo y tocayo, Luis, y unas amigas nos "echaron la mano".  Grabamos. Comencé y terminé la edición para el viernes. A Esteban lo vi el Jueves de esa semana, él se encargaría de la edición del "making of".

Un tipo que orina por horas

Después de esta pequeña-gran contextualización acerca de la producción de Te mataré, hablaré sobre la historia del video, que, como han apreciado, es bastante simple. Un sujeto recibe una llamada. Le dicen que lo van a matar. Confuso y asustado, trata de asimilar la situación. No tiene la menor idea de quién le acaba de marcar. Entra en paranoia y corre. Por alguna extraña razón, su recorrido, aparentemente al azar, lo lleva a un baño. 

     En yuxtaposición, se encuentra el personaje antagónico. Una vez que cuelga su celular, entra al baño. Con mucha tranquilidad se dirige hacia los mingitorios para orinar. ¡Y parece que mea por mucho tiempo! Pues, cuando el sujeto paranoico llega, él todavía desahoga su necesidad fisiológica. El primer individuo se tranquiliza al llegar al baño. No ve ningún peligro ahí. Sólo hay un hombre mucho más pequeño que él. Ingresa a tranquilizarse a una de las cabinas del WC. Cuando logra recuperar cordura de sí, la puerta frente a él se abre. Aparece el hombre "inofensivo" que vio hace un momento con una pistola en mano.  El protagonista es asesinado. El homicida sale de la escena del crimen y marca un nuevo número. La historia se repetirá con otra víctima. 

     ¡¿Por qué el asesino nunca se cansa de miar?! Bien, esto se debe a que se relaciona el tiempo del recorrido del protagonista con el tiempo en que su némesis orina. Las elipsis usadas en el trayecto de la víctima aumentan el tiempo de la huida en la conciencia del espectador. Por lo tanto, el tiempo del victimario en el baño crece también. En resumen: Tiempo del recorrido del protagonista = Tiempo en el baño del antagonista. Esto funcionaría para un historia con fines miméticos, como en apariencia es ésta. En tal caso, la historia perdería verosimilitud. Y tal vez lo haga, pero siempre en función de un fin no mimético.

El único destino: la muerte

La llamada, los baños, la huida, el asesinato, etc, fueron sólo un pretexto para presentar el tema de Te mataré. Fueron la forma en que la idea principal es exhibida. El corredor nos indica que el ser humano no puede escapar de su destino, al más puro estilo de los poemas griegos. Cada paso dado, cada decisión tomada, le han acercado a su trágico final. El sabía que su suerte estaba dictada desde el principio, y aún así trató de escapar de los designios de la vida. 

     Ahora bien, mi intención no es decir que el hombre esta atado por el destino. Sino únicamente por un destino, uno que compartimos todos: la muerte. Cuando un ser nace, se sabe que éste morirá. Se desconoce en que momento, o cómo pasará, pero es seguro que dejará de vivir eventualmente. La llamada del principio del video es el nacimiento, el designio de la fatalidad. Quién habla es la muerte. Ésta puede llegar en el momento en que menos se espera. El protagonista de la historia está consciente de que morirá. Vive en la expectativa de este conocimiento. Cuando se relaja y deja de aguardar el fin, éste llega en un lugar bastante intrascendente. 

     La muerte está presente desde el nacimiento. Espera a que la vida se consuma para hacer su acto de aparición. El asesino es una abstracción de esta figura siniestra. Aguarda tranquilamente porque sabe que el momento fatal llegará. Este es el único destino que existe. Nadie puede evitar la muerte.

miércoles, 14 de marzo de 2012

El ciego de tres ojos

René Magritte, "El espejo falso". 1928
El mundo está conectado. Las redes de comunicación han estrechado las relaciones entre las sociedades. Las distancias naturales han sido suprimidas. Los acontecimientos ocurridos en algún sitio del orbe llegan inmediatamente a cualquiera que tenga acceso a los  medios necesarios para enterarse. La información se genera desmesuradamente.  Ha surgido una Sociedad de la Información, como bien apuntaría Castells. Pero, como bien criticaría Mattelart, entre tanta información hay poco conocimiento.  No hay pretensiones de ir más allá de lo que vemos, de lo que escuchamos, de lo que leemos. Se toma como absoluto lo dicho por quienes generan la información. Se pierde el trasfondo del desarrollo de un hecho. Todo se queda en la superficie. En el dato. Los medios se multiplican, los mensajes se diversifican. Ante tanta luz estamos ciegos.

¿Qué es El ciego de tres ojos

Hace muchos años tuve un sueño sobre un viejo malévolo y ciego. Vivía en edificio antiguo, de esos de la época Colonial que abundan en el centro. Tenía como rehenes a una pareja, hombre y mujer, quienes cada día contaban con una oportunidad para suicidarse. Si triunfaban la muerte los liberaría de su sufrimiento. "No debería ser difícil escapar de un hombre ciego". El hombre, vestido siempre como rey del renacimiento,  escondía en su frente, tras su cabello grisáceo, un tercer ojo. Era una atrocidad total. Su deformidad resultaría desagradable hasta a la vista de los más curtidos embalsamadores. Este ojo, siempre a punto de pudrirse, estaba tan ciego como los otros dos, pero (por necedad onírica que no podría explicar) le permitía saber todo de una persona por el sonido que emitieran sus pasos. Conocía todo de sus cautivos por el simple hecho de que había escuchado sus pisadas. Cada paso dado develaba sus sentimientos, pensamientos y emociones al Ciego.

     El sueño ahora es un cuento, que posteriormente publicaré en este mismo blog. El título es una analogía a ese personaje invidente. A pesar de tener tres ojos estaba cegado. Nuestra sociedad, aunque tiene innumerables medios de información, genera poco conocimiento. No ha encontrado la manera de conocer "la verdad" de los hechos con sólo escuchar sus pasos.

¿Qué esperar del blog?

Tal vez usted piense que hablaré exclusivamente  de los problemas de la Sociedad de la Información, probablemente en un tono teórico. No podría estar más equivocado. Lo anterior fue una analogía social del cuento basado en el sueño que explica el título de este blog. Aquí simplemente se verterá todo lo que se le ocurra a la cabecita de su servidor. Así que ¡no espere nada! Sólo venga y pase el rato.